12 cosas que no sabias de Joan Miró

12 cosas que no sabias de Joan Miró

 12 cosas que NO SABÍAS sobre Joan Miró

¿Sabías que Hemingway compró un cuadro de Miró apostando a los dados?¿O que una de sus obras ardió en el 11-S? Fundación Mapfre abre Espacio Miró y repasamos la vida y obra de un catalán universal.

Fotos Cortesía Fundación Mapfre

Al contrario que Picasso o Dalí, los otros dos pintores españoles más célebres de la primera mitad del siglo XX, poco se sabe sobre la vida privada de Joan Miró (1893-1983). Nacido en Barcelona y fallecido en Palma de Mallorca, pasó parte de su larga existencia en París, donde entró en contacto con las vanguardias del surrealismo y la abstracción, aunque desarrolló un estilo personal que no aplicaba al pie de la letra ninguno de los preceptos de ambas corrientes. Ahora que en Madrid la Fundación Mapfre ha abierto un “Espacio Miró” dedicado a exhibir durante cinco años (prorrogables) las obras cedidas en depósito por cinco coleccionistas privados, es buen momento para repasar algunos aspectos importantes de su vida y su obra. Por cierto, el nuevo espacio, dividido en dos salas, da cuenta sobre todo de las últimas décadas de la producción de Miró, y también incluye piezas del escultor norteamericano Alexander Calder, entre ellas un bello retrato de su amigo catalán realizado en alambre.

#1 Iba para contable

Nacido en el seno de una familia de clase media de artesanos (su padre tenía un taller de orfebrería y sus abuelos eran un herrero y un ebanista), estudió Comercio y después trabajó brevemente como empleado en la droguería Dalmau i Oliveres. Tomó clases de pintura en la Escuela Superior de Artes Industriales y Bellas Artes de la Lonja de Barcelona, en principio sin otro objetivo –declarado- que practicar un hobby. Poca rauxa y mucho seny había en sus primeras decisiones vitales influidas por un entorno nada proclive a aventuras audaces.

#2 Impuso su vocación definitiva tras un retiro por enfermedad

La familia poseía una masía en Mont-roig, localidad de la comarca tarraconense del Baix Camp. Allí se retiró a los diecinueve años para recuperarse de unas fiebres tifoideas. Pero, además de respirar el saludable aire campestre, tomó la decisión firme de no dedicarse a otra cosa que la pintura, con el consiguiente disgusto de sus padres. La propiedad rural le inspiraría uno de sus cuadros más célebres y quizá su primera gran obra, “La masía”, pintada en nueve meses entre 1921 y 1922.

#3 Su primera exposición fue un fracaso

Ya en 1910 había participado en una colectiva organizada por el Ayuntamiento de Barcelona. Pero fue el 16 de febrero de 1918 cuando, a los veinticuatro años, inauguró su primera exposición individual en las galerías Dalmau de Barcelona. Se presentaban nada menos que sesenta y cuatro obras que incluían paisajes, retratos y naturalezas muertas. Las críticas fueron poco complacientes, y no vendió un solo cuadro.

#4 Vivió la mayor parte de su vida en España

Visitó París por primera vez en 1920, donde entabló contacto con Picasso, y después con los surrealistas. En los siguientes años estuvo viviendo entre Francia y España. En París expuso por primera vez en 1921, en la Galerie La Licorne. Tras el bombardeo de Normandía por los alemanes durante la II Guerra Mundial, regresó definitivamente a España en 1940, fijando su residencia en Palma de Mallorca para más tarde trasladarse a Barcelona. Viajó bastante a partir de entonces: París, Estados Unidos, Japón. Pero España -primero Barcelona y después de nuevo Palma- seguiría siendo su centro de operaciones. También mantuvo la casa y taller de Mont-roig, el pueblo de la masía familiar.

#5 Era un hombre familiar

Al contrario que Picasso, cuya vida sentimental fue de un barroquismo ampliamente documentado, Miró solo tuvo una esposa, Pilar Juncosa, con la que se casó en 1929. A los 36 años, una edad bastante tardía para la época. La única hija de la pareja, Maria Dolors Miró Juncosa, falleció en 2004: de ella provienen los herederos que actualmente gestionan el patrimonio. Uno de los nietos del artista, Joan Punyet Miró, es quien presenta el mayor perfil público. Este mismo año ha subastado obra gráfica de su abuelo en Christie’s, recaudando más de 60.000 euros que fueron entregados a la Cruz Roja para ayudar a los refugiados.

#6 Sus influencias originales fueron muy diversas

El estilo de Miró fue evolucionando hasta que llegó al “punto de no retorno” bajo el que hoy podemos reconocer cualquier otra suya… o las de sus imitadores más aplicados. Inicialmente sus influencias equidistaban entre el fauvismo y el cubismo: del primero tomaba un sentido expresionista del color y del segundo la distorsión geométrica de las formas (la restricción cromática del cubismo analítico nunca entró en sus planes, tampoco al inicio). Al entrar en contacto con los surrealistas absorbió su estilo hasta ser considerado por el mismo pope André Breton como “el más surrealista de todos”. Por su estilo libre y tendente a la abstracción estaba, como Masson, más cerca de técnicas originalmente surrealistas como la escritura automática que otros pintores del grupo (léase Dalí). En su etapa final acusó la influencia de los jóvenes artistas del informalismo, a los que en cierto modo prefiguró pero de los que también obtuvo interesantes ideas.

#7 El surrealismo y más allá

André Breton admiró su obra desde el principio, y lo acogió con los brazos abiertos en el grupo surrealista. El idilio artístico sufrió una crisis en 1926, cuando Max Ernst y Miró colaboraron en la escenografía y vestuario de un “Romeo y Julieta” puesto en escena por Sergei Diaghilev, director de los Ballets Rusos. Breton percibió esto como una intolerable mercantilización de la obra de ambos artistas, y trató de boicotear el estreno de la obra lanzando panfletos llenos de soflamas contra ellos. Esta era una práctica habitual en el intransigente Breton, que ante la mínima disidencia o quebrantamiento de las normas por parte de sus correligionarios promovía juicios sumarísimos que finalizaban en su expulsión del grupo surrealista. Otro caído en desgracia fue Salvador Dalí, que tras su expulsión por cuestiones ideológicas tuvo el descaro de afirmar (sin duda, inflamando con ello la ira de Breton): “Yo soy el surrealismo”.

#8 Ernest Hemingway fue uno de sus admiradores

El escritor norteamericano compró “La masía” por cinco mil francos en 1925. Al parecer (tal y como asegura Álex Fernández de Castro en el libro “La Masía. Un Miró para Mrs. Hemingway”), Hemingway y su amigo el poeta Evan Shipman se jugaron a los dados quién debía adquirir el lienzo cuando supieron que estaba a la venta. Según esta versión, Hemingway ganó la apuesta y los dos amigotes embarcaron a un tercer escritor estadounidense, John Dos Passos, para iniciar una recolecta de fondos que completara el importe. Sea como fuere, la obra fue en efecto adquirida por Hemingway. Mary Welsh Hemingway, cuarta esposa del autor de “Adiós a las armas”, la legó a la National Gallery of Art de Washington, donde ahora se encuentra. En lo personal, Hemingway y Miró tuvieron varios encuentros, mantuvieron una cordial relación epistolar y compartieron la afición al boxeo, bastante popular por entonces en ciertos círculos intelectuales.

#9 Él también estuvo en el Pabellón de España

El “Guernica” de Picasso es sin duda la obra de arte más célebre que se expuso en el pabellón de la República Española de la Exposición Internacional de París en 1937, pero no la única. Otros convocados fueron Julio González, Alexander Calder, Alberto Sánchez o, en efecto, Joan Miró. “El payés catalán en rebeldía” (también conocida como “El segador”) era un gran mural de cinco y medio por tres metros que se perdió tras desmontarse el pabellón, y del que hoy se guarda únicamente un registro fotográfico.

#10 Fue un asesino (de pintura)

En cierto momento, Miró manifestó su voluntad de “asesinar la pintura”. En realidad pretendía experimentar con nuevos materiales, soportes y técnicas, aunque alguna vez llevó el lema a la práctica de manera casi literal: como cuando finalizaba algunos de cuadros quemando la tela con gasolina, cuando intervenía con sus trazos otras pinturas kitsch preexistentes, o cuando rajaba sus propios lienzos con un cuchillo. De esto hay muestras elocuentes en la exposición de la Fundación Mapfre.

#11 Una de sus obras fue destruida en el 11-S

Un enorme tapiz, realizado en 1974, estaba colgado en el lobby de una de las Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York y fue destruido como consecuencia de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. No fue la única obra de arte que se perdió durante aquel ataque: corrieron la misma suerte otras de Calder, Liechtenstein o Rodin pertenecientes a colecciones particulares. La Fundación Miró de Barcelona custodia un boceto del tapiz original realizado en óleo sobre tela, de aproximadamente cien por cincuenta centímetros.

#12 Creo su Fundación en vida

La Fundación Miró se abrió en 1975, ocho años antes de que el artista falleciera. La sede barcelonesa se instaló en un edificio obra del arquitecto Josep Lluís Sert, su amigo y miembro destacado del GATEPAC, autor asimismo del citado pabellón español de la exposición de París de 1937. El edificio ha sido ampliado en dos ocasiones siguiendo los diseños originales de Sert. Además de exhibir obra del propio Miró, organiza exposiciones de otros artistas (ahora mismo puede verse una sobre la influencia del ajedrez en las vanguardias históricas comisariada por Manuel Segade) y destina un área específica (“Espai 13”) a la promoción de jóvenes creadores. Por su parte, Mallorca alberga la sede de la Fundació Pilar i Joan Miró, abierta en 1981 en los antiguos talleres del artista. Rafael Moneo realizó después la ampliación que permitió su apertura como centro expositivo. Una tercera Fundación –por el momento sin actividad de cara al público- fue promovida por los herederos del pintor: la Fundació Mas Miró en Mont-roig, donde tomara la decisión trascendental de dedicarse a la pintura.